Un día como hoy, en un remoto pasado, la jornada en el interior del edificio del mercado era febril. Desde mucho antes que amaneciera todo eran preparativos. No era para menos ya que en horas de la mañana sería inaugurado "oficialmente" el edificio y la estructura básica del MERCADO DEL PROGRESO en el barrio porteño de Caballito. Hoy - 9 de noviembre de 2018- han transcurrido 129 años de ese día y el antiguo mercado sigue pleno de vitalidad y de entusiasmos cotidiano. Los puesteros, descendientes de aquellos pioneros, celebran el aniversario dedicados a su diaria actividad brindando como en aquellos tiempos la mejor calidad en sus alimentos y productos frescos.
Por otra parte, si nos remitimos a los tiempos históricos, debemos reconocer la trascendencia de este mercado “que nace” un 9 de noviembre de 1889 y que continúa defendiendo valores tradicionales de calidad y comercialización de sus productos. Que nace -decíamos- en un tiempo que se puede considerar “heroico”. Tiempos de un barrio lleno de descampados, reales aunque parezca increíble; que se perfilaba dentro de un modernismo extraordinario (para ese momento), ya que contaba con una estación de trenes. ¡Una estación de trenes! Esto, que ahora significa poco, era en ese tiempo el equivalente a la existencia de una estación espacial flotando sobre la Plaza Primera Junta. Así de nuevo e importante era todo aquello en el tiempo que surgió. Porque, cuando nace este mercado, con los mismos potenciales que aún conserva, ni el subterráneo ni la estación Primera Junta existían y casi nada del barrio que con el tiempo se conocería como "del Caballito" dentro de la geografía de la Ciudad de Buenos Aires .
Así nació el MERCADO DEL PROGRESO. Como un modernismo absoluto en medio de un paisaje, como ya se dijo, de descampados; de quintas señoriales que todavía brillaban en todo su esplendor; de gente “diferente” que comenzaba a asomarse a la vida social del barrio: Eran esos inmigrantes que comenzaban a construir el futuro y cuyos descendientes, en muchos casos, aún siguen habitando el barrio y su principal mercado en una relación ya antigua que siempre se renueva. De aquel paisaje al de ahora, complejo y caótico, hay varios testimonios que se pueden disfrutar a diario. Uno de ellos y quizás el principal es este MERCADO DEL PROGRESO (Rivadavia y Centenera, frente a la estación Primera Junta del subte A), que se ha mantenido a pesar de todo, luchando contra el tiempo y sus circunstancias hasta salir vencedor por presencia y por una tradicional manera de hacer las cosas que poco ha cambiado desde aquellos momentos iniciales. Porque todos saben de sus esfuerzos (los de la gente del mercado, de sus directivos, de todos sus puesteros) para mantener viva la llama de esa tradición que alguna vez fue modernismo, luego olvido, después nostalgia y ahora una larga historia que tiene que ver con la pureza de algunas tradiciones que no tienen precio.
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